lunes, 30 de octubre de 2017

El Congreso de Viena y las revoluciones liberales-burguesas


Tras la derrota de Napoleón en Leipzig, y después de su caída definitiva en Waterloo, las potencias vencedoras emprenden la reorganización del mapa de Europa. Para ello deciden convocar un congreso en la ciudad de Viena al que asisten representantes de todos los países europeos. Las sesiones del congreso se desarrollan entre 1814 y 1815, y el resultado final del mismo puede calificarse como el de una auténtica contrarrevolución conservadora con la intención de volver al status quo del Antiguo Régimen defendida por el canciller austríaco Metternich.


El objetivo era impedir que volviera a suceder otro acontecimiento similar a la Revolución Francesa o al Imperio Napoleónico, que tantas guerras había causado en Europa hasta su derrota definitiva.



Los tres principios fundamentales que emanan del Congreso de Viena son:

  • la Restauración o equilibrio político, basado en el regreso a la situación de 1789. Con ello se reconocía la existencia de cinco grandes potencias europeas que debían controlar la situación política en el continente, sin que ninguna de ellas pudiera ser claramente superior a las demás:

- el emperador católico, Francisco I de Austria, con Von Metternich,

- el zar ortodoxo, Alejandro I de Rusia, con Nesselrode,

- el rey luterano, Federico Guillermo III de Prusia, con Humboldt,
- el régimen parlamentario inglés de Jorge III, con sus diplomáticos Lord Castlereagh y el duque de Wellington y
- el monarca católico francés, Luis XVIII con Talleyrand.

  • La Legitimidad o patrimonio regio, principio según el cual la nación es “propiedad” o patrimonio del rey. Por ese motivo vuelven al poder las antiguas dinastías reinantes como los Borbones en Francia, España y Nápoles, o los Habsburgo en Austria y Alemania.
  • Principio de Solidaridad o derecho de intervención, basado en la política de congresos y en el intervencionismo de la Santa Alianza. El objetivo era evitar nuevas revoluciones o modificaciones de lo aprobado en Viena. La Santa Alianza se reunía anualmente en congresos como Laybach, Verona o Troppau.

Sin embargo, ese intento de dar marcha atrás en la Historia no dura mucho tiempo, ya que el proceso iniciado con la Revolución Francesa no podía ser eliminado solo por la decisión de los representantes en un congreso.

De esa forma, poco después del Congreso de Viena, se inicia un nuevo período revolucionario que se desarrolla entre 1815 y 1851, y más concretamente, entre 1820 y 1848.


Los dos factores ideológicos que propician las revoluciones son el nacionalismo y el liberalismo


Nacionalismo es un término que en realidad posee diversos significados. El concepto moderno del nacionalismo aparece por primera vez en Alemania a finales del siglo XVIII, con la obra de Herder entre 1784 y 1791.

Poco tiempo después Fichte retoma el concepto del Volksgeist o “espíritu del pueblo” de Herder, desarrollándolo en varias obras publicadas entre 1800 y 1808.
Los orígenes del nacionalismo como ideología política aparecen con el jacobinismo revolucionario francés entre 1793 y 1794, mientras que la difusión de la ideología nacionalista por toda Europa tiene lugar con las victorias del ejército Napoleón por el continente ("sentimiento antifrancés") entre 1799 y 1815.

El movimiento cultural del romanticismo influye decisivamente en esta ideología y ayuda tanto a su difusión, como a su consolidación.


En el XIX existen diferentes tipologías de nacionalismos que se pueden resumir en dos:

  • el centrífugo o separatista, como es el caso de los imperios turco Otomano o austro – húngaro, y
  • el centrípeto o unificador, que es el que existía en los estados alemanes o italianos.

El liberalismo, al igual que el nacionalismo, es un término con diversos significados.

El liberalismo, al igual que el nacionalismo, es un término con diversos significados.
De esta forma existe el concepto del liberalismo político, que desarrollan J. Locke en la obra “Dos tratados sobre el gobierno civil”, publicada entre 1689 y 1690, y el liberalismo económico, que difunden A. Smith con su obra "La riqueza de las Nacioneas" en 1776 o otros autores como D. Ricardo o Stuart Mill.

Sus características principales son:

  • El individualismo, que considera al individuo primordial, como persona única y en ejercicio de su plena libertad, por encima de los aspectos colectivos.
  • La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: pensamiento, de culto, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en no afectar la libertad y el derecho de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos.
  • El principio de igualdad ante la ley, entendida referida a los campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo todos los ciudadanos son iguales ante la ley y ante el Estado.
  • El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado y protegido por la ley.
  • El establecimiento de códigos civiles, constituciones e instituciones basadas en la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), y en la discusión y solución de los problemas por medio de partidos o grupos políticos en asambleas (parlamentos, cortes, etc), elegidos por sufragio.
  • La libertad de cultos y la separación Iglesia-Estado en un Estado laico.
  • La no politización de los cargos de gobierno, y demás elementos públicos, como la educación (tanto la escolar como la universitaria), la salud o la justicia, que ha de ser independiente a los otros dos poderes,

Con la Ilustración con obras como “Las Cartas Inglesas” de Voltaire (1721), “El espíritu de las Leyes” de Montesquieu (1748) y “El Contrato Social” de Rousseau (1762) y, posteriormente con su difusión durante el imperio napoleónico, el liberalismo se extiende por el continente.

En el caso de España, el origen del liberalismo se encuentra en la Constitución de las Cortes de Cádiz promulgada el 19/3/1812.

Para entender la compleja situación que se vive en este período, es necesario tener en cuenta los graves problemas sociales que se dan en él. Estos son un elevado desempleo y una miseria muy extendida entre las clases más pobres, lo que lleva a la explotación del proletariado. Las consecuencias de esta injusta situación provocan el surgimiento de los movimientos obreros y la aparición de la ideología socialista.


Las revoluciones Liberales – Burguesas más importantes durante la primera mitad del siglo XIX son tres:

  • 1820, también llamada "mediterránea",
  • 1830 o "nacionalista" y
  • 1848, "la primavera de los pueblos", que es la que permite que definitivamente la burguesía alcance el poder y se consolide en él paulatinamente.

La revolución de 1820, denominada en su conjunto como “Las revoluciones Mediterráneas”, comienza en un país fuera del ámbito de este mar, como es Alemania, donde el movimiento universitario se organizar para imponer una Constitución liberal.
Pero será fundamentalmente en los países ribereños del Mediterráneo donde alcance su máxima importancia, de ahí el apelativo que se le da en determinadas ocasiones.

El primer país mediterráneo en el que se inició fue España, con el pronunciamiento del general Riego en las Cabezas de San Juan el 1 de enero de 1820, que daría lugar al período del Trienio Liberal Constitucional entre 1820 y 1823.

Este cambio político facilitó indirectamente la consolidación del proceso de independencia de las colonias americanas iniciado en 1810-1826.

Le siguió Portugal, donde tuvo lugar la revolución liberal de Oporto”, cuya consecuencia principal de forma indirecta fue la independencia de Brasil en 1822.

El proceso revolucionario se extendió a continuación por el reino de Nápoles, donde se produjo la insurrección de Nola, gracias a la cual los líderes del movimiento Carbonario obligan al rey a jurar la Constitución.

En Francia fracasa el movimiento liberal tras el asesinato del Duque de Berry.

Mientras, en Grecia el Congreso de Epidauro proclama la independencia del Imperio Otomano que finalmente se consigue tras una larga lucha entre 1821 y 1830.

En Rusia tiene lugar la revuelta de los Decembristas” tras la muerte del zar, pero el movimiento acaba fracasando.

En Serbia, la revuelta de las familias de los Karageorgevicht y de los Obrenovicht  consiguen la concesión de la autonomía por parte del sultán Turco.

La Santa Alianza no podía permanecer impasible ante la extensión del fermento revolucionario, de manera que la reacción conservadora fue rápidamente organizada por Metternich.

Así, en el congreso de Verona, se decide que "los Cien Mil hijos de San Luis" repongan a Fernando VII en el poder absoluto en España, lo que se consigue en 1823 tras penetrar estos en la península al mando del Duque de Angulema, encontrando una escasa oposición liberal.


La revolución de 1830 es la primera de las denominadas “revoluciones nacionalistas” por el caso griego y belga.

Tiene su comienzo en Francia, cuando, tras la publicación de las reaccionarias Ordenanzas de Julio, se produce la abdicación del rey Carlos X de Borbón, instigada por Guizot. Luis Felipe de Orleáns, apodado “El rey burgués”, sube al trono apoyado por la alta burguesía.

Guizot, elegido primer ministro, favorece el crecimiento de la alta y mediana burguesía bajo el lema “Enriqueceos”, basado en el "Laissez Faire - Laissez passer."


Grecia consiguirá la independencia del imperio turco mientras que Bélgica hace lo propio saliendo de los Países Bajos y eligiendo como rey a Leopoldo I.

En Polonia fracasa la revolución dirigida por Czartoryski en Varsovia para independizarse de Rusia.

En Italia, también fracasa ya que los austriacos sofocan la revolución dirigida por Mazzini al frente del movimiento Carbonario de “La joven Italia”.

Mientras que en Alemania, también fracasa el intento político de unificar a los territorios de habla alemana difundido por los poetas de la Junges Deutschland en Hannover.

Pero poco después se logra el Zollverein o unión aduanera de los estados del norte en 1834.

La revolución de 1848 es la más importante de todas, porque con ella se produce el ascenso definitivo de la burguesía al poder.
Los condicionantes de esta revolución son:
  •  la expansión de las ideas democráticas,
  • la crisis de la economía, reflejada en el hambre en Irlanda tras la crisis de la patata de 1846 y
  • el malestar social, a consecuencia del elevado nivel de desempleo del proletariado.

Fue en Suiza donde en 1847, tuvo lugar el prólogo de la revolución. Esta se inicia cuando los cantones protestantes, aliados en la Confederación de Sonderbund, se enfrentan contra los católicos debido a la promulgación de una nueva Constitución Federal.

Tras finalizar la guerra con la proclamación de la Constitución liberal, Suiza proclama a continuación su neutralidad perpetua que ha mantenido hasta nuestros días durante casi dos siglos.


En Francia, la revolución comienza en el mes de Febrero en Paris, forzando la abdicación de Luis Felipe de Orleáns que huye del país, proclamándose a continuación la II República con Carlos Luis Napoleón Bonaparte (sobrino de Napoleón e hijo de Luis Napoleón Bonaparte, hermano del emperador, anterior Luis I de Holanda). 
Para tratar de solventar los graves problemas sociales existentes, la República decidió la creación de los Ateliers Nationaux (Talleres Nacionales) en un intento del ministro socialista (utópico) Louis Blanc por disminuir el desempleo obrero.

El golpe de Estado comenzaría el 2 de diciembre (aniversario de la coronación de Napoleón Bonaparte en Notre Dame) de 1851 adquiriendo el cargo de "Príncipe-Presidente" con carácter vitalicio, y el mismo día de 1852 proclama el  II Imperio  con el nombre de Napoleón III, con lo cual se produce el regreso a un régimen monárquico.


En Austria tiene lugar una insurrección popular con el “levantamiento de Schwarzenbeck” en Viena.
Este movimiento provoca la dimisión de Metternich, a la vez que fracasa el intento secesionista de los húngaros, produciéndose en Vilagos la capitulación del ejército húngaro de Lajos Kossuth ante el austríaco.


En Italia, Mazzini proclama de nuevo la República, por lo que el Papa huye de Roma, pero pese a la ayuda francesa que le presta Luis N. Bonaparte, son los austriacos quienes consiguen controlar la situación mediante una intervención militar decidida finalmente por la marcha que realizó el ejército del general Radetzky.


En Alemania fracasa un nuevo intento de unificación estatal en la Asamblea de Frankfurt, ya que el rey de Prusia Federico Guillermo IV, tras quedar aislado por las presiones austríacas, sufre una grave humillación en “la reunión de Olmutz” al intentar imponer la unión al resto de los estados alemanes.

En Polonia se produce el fracaso del nuevo intento de independencia de Rusia organizado por Wielopolski en Cracovia.


La consecuencia principal de la revolución de 1848 está en la consolidación de la BURGUESÍA  y la relación con las figuras de Marx y Engels, que publican en la Gaceta Renana el Manifiesto Comunista, cuyo objetivo se resume en la frase final del mismo “Proletarios de todos los países: ¡Uníos¡”, lo que supone el origen de la organización del movimiento obrero y del socialismo (utópico,  científico o libertario).


2 comentarios:

  1. Josemi, soy Borja no pude crearme el correo y quería escribirte: Gracias al blog he podido tener algunos de los conceptos más claros y tener más fácil algunas etapas de la revolución a la hora de memorizarlas. He realizado el trabajo voluntario de la revolución francesa ayudado del blog y sin necesidad de otra página. si tengo que decirte algo negativo del blog sería el color del fondo con las letras azules y rojas impide poder leerlas con claridad. Por todo lo demás genial.

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