miércoles, 7 de septiembre de 2016

UD.13. España: La dictadura franquista (1939-1975).


LA DICTADURA FRANQUISTA

LAS BASES DEL RÉGIMEN

Si hay una ruptura evidente en la Historia de España es precisamente aquella que se produjo al final de la guerra civil (1936-1939), con el advenimiento de la dictadura franquista (1939-1975).

En realidad, no se puede comparar esta dictadura con el régimen totalitario nazi, de la Alemania de Hitler, ni con el fascismo italiano de Mussolini, sino con los regímenes pseudofascistas de los años 30 como la Francia de Vichí, la Austria de Dollfus, el Portugal de Salazar, la Grecia de Metaxás y otras dictaduras no totalitarias con desarrollo económico como la brasileña y argentina, muy comunes en Hispanoamérica.

La II República, trajo al principio y como consecuencia de la posguerra el advenimiento de un partido fascista (FET y de las JONS) como sucedió en muchos países europeos, pero después el predominio le correspondió a los sectores católicos de la ACNP.

Un rasgo fundamental del franquismo es que lo que él significó se fue descubriendo de forma sucesiva e incluso contradictoria. Si aparentes eran los cambios, al mismo tiempo resultaban innegables las continuidades.

Se pueden establecer un decálogo franquista con los aspectos que caracterizan su gobierno autoritario:



  • 1. Hacer de España un estado omnipotente, que dirija toda la vida del país. De esta forma se olvida el individualismo en favor de la colectividad. España, con un cierto tinte tradicionalista y ultranacionalista, debería volver a su momento más glorioso, por lo que adoptará aspectos de la época de los Reyes Católicos o los “Austrias Mayores”, convirtiéndose en nuevo paladín de la cristiandad.
    Ante el fracaso de los regeneracionistas, debía ser un nuevo “cirujano de hierro”(carácter paternalista del poder) el que volviese al orden y la defensa de la religión y de la propiedad privada.
  • 2. La mitificación de Franco, como líder carismático. Francisco Franco Bahamonde (1892-1975), con la Cruz Laureada de San Fernando, poseía todos los rasgos característicos del dictador, con su aparente inasequibilidad. Aún así, él fue ante todo y sobre todo, un militar ya que el propio general decía “sin África, yo apenas puedo explicarme a mí mismo”. De su experiencia en el Marruecos colonial derivó gran parte de su fuerza de carácter, de su impasibilidad, de su dureza o de su sentido de la disciplina. Tenía una visión de sí mismo como elegido por Dios y atribuyó a “la ayuda escandalosa de Dios” su victoria en la guerra civil, y a Don Juan de Borbón le aseguró haberla logrado gracias al favor divino repetidamente prodigado. A diferencia de las dictaduras hispanoamericanas y fascistas, fue más bien una dictadura personal, no colectiva de un partido, un estamento social o del Ejército. Franco concentraba los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) como “Jefe del estado, del gobierno y Generalísimo de los ejércitos”por la gracia de Dios como decía en reverso de sus monedas.
    Como “Regenerador de España”, sólo respondía ante Dios y la Historia..
  • 3. El Militarismo y el uso del terror. La dictadura fue mucho más militar que falangista, y el ejército, que recobró su superioridad y mayor prestigio social ante la población civil, fue una de las piedras angulares del régimen desempeñando un papel muy importante, dirigido por la oficialidad sublevada participando tanto en la política nacional en el Consejo de Ministros y en las Cortes, como en el orden público (Tribunal de Orden Público -TOP-). Pero como la dictadura era de un solo general, también hubo cierta oposición en muchos sectores militares.
    A mediados de los años 50 una serie de cambios en el ejército eliminaron esta oposición.
    Tristemente también hay que hablar también de represión, llavada a cabo por el TOP, la Guardia Civil, ayudada por el “Somatén (organización parapolicial en el ámbito rural catalán -Som atents- creada por Miguel Primo de Ribera, generalizada y extendida por todo el país, siendo disuelta en 1978) Armado” para combatir el maquis y las organizaciones obreras clandestinas, o su Cuerpo General de Policía (CPG) o Policía Armada, denominados “los grises” por su vestimenta. Esta última tendría también una policía secreta, “la Brigada” Político-Social (BPS), ocupada por falangistas y en la que el Himmler (director de las SS nazi) mando a Paul Winzer (oficial de la Gestapo) para que los instruyera. Todos estos organismos, que hicieron de España el país más policial de Europa, eran controlados por la Dirección General de Seguridad (DGS), dirigida por José Finat y dependiente del Ministerio de Gobernación de Serrano Suñer, sustituido por Blas Pérez González en 1942-57 (después en el tardofranquismo y la transición destacará Roberto Conesa, con su inspector Antonio González Pacheco alias “Billy el niño”).
    En 1945 había 43.000 presos y la represión continuó existiendo hasta bien estrados los años 60. Consistía en detenciones por períodos cortos y juicios demorados que acababan en sanciones leves y una detención provisional (en 1953 murió un dirigente socialista en la cárcel como consecuencia de malos tratos).
  • 4. Un sentimiento “imperialista”. No es comparable al Lebensraum alemán o al “Mare Nostro” (Adriático) italiano, pero este sentimiento tendrá su época más álgida en época de la 2ª Guerra Mundial, con las entrevistas de Franco con Hitler en Hendaya el 23 de octubre de 1940, y con Mussolini en Bordighera el 12 de febrero de 1941, mostrando su propósito, que era conseguir ampliar su imperio colonial en África en detrimento de Francia, y recuperar Gibraltar, en manos de Gran Bretaña. Aunque no consiguió su objetivo, mostró su apoyo con la ayuda de unos 47.000 voluntarios de la “División Azul” de Muñoz Grandes, al lado de las Potencias del Eje.
    Con la victoria aliada, España será aislada por la ONU hasta 1954.
  • 5. Un código social. El control social se llevó a cabo mediante organizaciones como el Frente de Juventudes (FJ), formados en escuelas falangistas, que tendrá su precedente en el Servicio Nacional de Educación Física, Ciudadanía y Premilitar de M. Primo de Ribera, y que tendrá una nueva delegación, la Organización Juvenil Española (OJE) a partir de 1960. Otras de menor relevancia serán “Educación y Descanso” o “Auxilio Social”. En el ámbito académico surgirá el Sindicato Español Universitario (SEU) frente a la anterior Federación Universitaria de Estudiantes (FUE) prorrepublicana. Para las mujeres aparecerá la Sección Femenina (SF) creada por Pilar Primo de Ribera (hija de Miguel y hermana de José Antonio).
    También se llevó a cabo el control de los medios de comunicación en periódicos como “Arriba” o “El Alcázar” o en revistas como “El Mundo”, “Vértice”, ”Flecha” o “Viva España”.
    En 1942 se crea el Noticiario Documental (NODO), donde se transmitían valores del Régimen y se exaltaba la figura del “Caudillo”, y más tarde, en 1952 aparecerá Radio y Televisión Española (RTVE) también mediatizada por el poder central.
    No se puede hablar de búsqueda de “pureza racial” en España puesto que el antisemitismo “muy discutido” de Franco era más religioso que racial. Fluctuará según las circunstancias, como la condecoración del banquero Salama, por su aportación económica en época republicana en su lucha con el Frente Popular, o las supuestas deportaciones de judíos durante el Holocausto, como el suicidio del filósofo y ensayista alemán Walter Benjamin en la frontera española con Francia, por miedo a ser capturado y devuelto a los nazis de las SS.
    También se puede mencionar que se produce “una vuelta al campo” fuera de los peligros de la ciudad..
    Por último, se retomó “la castellanización” de España, prohibiéndose otros idiomas como el catalán, el euskera o el gallego.
  • 6. Sistema Propagandístico. Como protagonista en este ámbito hemos de citar a José María Pemán, miembro de la Junta Técnica de Estado y titular de la Comisión de Cultura y Enseñanza. Este sería el encargado de la depuración de más de 60.000 maestros republicanos denominados por él como los impulsores de la “Anti-España”, y de adoctrinar a la sociedad española a través de revistas como Acción Española con participaciones de intelectuales como Ramiro de Maetzu, Ernesto Jiménez Caballero, Rafael Sánchez Mazas o Ernesto La Orden. Desde el principio fue firme partidario, ideólogo y propagandista no solo tanto del golpe de estado como de la guerra (según él necesaria y conveniente..) sino también de la “limpieza a fondo”, es decir, de la expulsión y el exterminio de los masones, republicanos, comunistas o “rojos”. El eslogan era: “Franco manda, España obedece”.
    Prácticamente la totalidad de los intelectuales de la generación del 27 y los más notables científicos y artistas murieron en la guerra o marcharon al exilio. Figuras señeras como García Lorca, Buñuel, Antonio Machado, Alberti y Picasso son buen ejemplo de esta desertificación cultural.
    Posteriormente, más del 90% abandonaron el país y como ejemplo podemos citar a dos futuros Premios Nobel como Juan Ramón Jiménez en 1956, o Severo Ochoa en 1959.
  • 7. La legitimación de su poder por parte de la iglesia. Uno de los rasgos del franquismo que permanecieron invariables durante toda la dictadura fue la defensa del nacional-catolicismo (de 1942-69 hubo 20 prelados en las Cortes). Ya el Cardenal Gomá calificaría a Franco como “salvador de la patria” durante la guerra civil, vista como “Cruzada Nacional”. El catolicismo se convertiría en uno de los pilares más importantes del régimen ya que arrastraría a una gran masa tradicional de la sociedad española. Otra de las pruebas será la firma del Concordato con la Santa Sede de 1953 con el papa Pio XII, por la que se volverá al mantenimiento del culto y el clero por parte del estado.
    La Iglesia volvió a su influencia en la sociedad (toques de campana, corpus christi, procesiones de semana santa, novenas, misiones anuales, etc), desapareciendo el divorcio y el matrimonio civil. A su vez, tuvo una gran autonomía y un importante dominio tanto en la educación, como en el sector de la prensa y en los cuadros sindicales y políticos.
    Especial relevancia tendrá la prensa católica y monárquica como el ABC o El Debate, principal órgano de expresión de Acción Católica, partido dirigido por Ángel Herrera Oria, (director del periódico El Debate y cofundador junto al padre Ayala de la Asociación católica Nacional de Propagandistas (ACNP)). A partir de los años 60, tras el Concilio Vaticano II (1962. Anunciado por Juan XXIII en 1959), empezó a manifestar una tendencia de la lucha contra las injusticias sociales al margen del régimen, y en ocasiones en contra del mismo y el franquismo respondió con darle “todo lo que quisiera” a cambio de que siguiera siendo “nuestro principal apoyo”.
  • 8. El apoyo del “gran capital”, es decir, las “familias políticas de Régimen” (derecha antirrepublicana -antigua CEDA o Renovación Española-, monárquicos o alfonsinos, Falangistas, Carlistas, miembros de la ACNP y tecnócratas del Opus Dei) como la aristocracia terrateniente, la iglesia y la burguesía industrial, comercial y financiera, que veía peligrar su economía debido al miedo al “peligro rojo”, es decir, una revolución social liderada por los comunistas, y a la enorme conflictividad social liderada por los anarcosindicalistas (ocupaciones de tierras y fábricas, huelgas, quema de iglesias y conventos, etc) que se venía produciendo.
    Siempre fue evidente que los que apoyaban el régimen eran los “vencedores” pertenecientes a las “clases superiores”, mientras que un importante número de campesinos, algunos obreros apolíticos (“estómagos agradecidos”) o clases populares católicas y funcionarios no cualificados, que le manifestaron su apoyo debido a un importante grado de despolitización, a su alto analfabetismo y a su apego al tradicionalismo.
  • 9. La “demonización” del enemigo. Como Alfonso XIII y como Primo de Rivera, se convirtió en un convencido del peligro de “los tres enemigos de España”: el comunismo, la masonería y el separatismo, y otro mal, la libertad de culto y de conciencia. Franco pensó que la masonería llevaba necesariamente al liberalismo y de éste se derivaba el peligro comunista. Por tanto, era antimarxista, antiliberal y antidemócrata.
    Franco lideraba la España católica y conservadora frente a la Anti-España, laica y progresista.
  • 10. El partido único. Desde 1937 con el Decreto de Unificación, estará la FET y de las JONS que integraba a la FE (Falange Española) dirigido por su cuñado Serrano Súñer, con las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS) y la Comunión Tradicionalista (carlistas), futuro Movimiento Nacional en 1958 del que Franco siempre sería secretario general.
    Según Fraga hasta, 1962 jamás se habló de política en los Consejos de Ministros. Para Franco, los organismos deliberantes como el Parlamento (Cortes y Senado), eran instituciones peligrosas que podían limitar su poder o recaer en los males del pluralismo político. Por tanto, podemos decir que el régimen franquista no se institucionalizó si no que había nacido de una coalición conservadora de derechas con opiniones muy distintas sobre el futuro de la nación. Franco arbitraba y acaudillaba aquellas fuerzas, y repartía las carteras ministeriales a cada grupo: Justicia para los carlistas; economía para los monárquicos; Trabajo y Agricultura para los falangistas; y Educación y Asuntos Exteriores para los católicos.

LA EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL RÉGIMEN FRANQUISTA



1ª. SUÑER (1939-1942) o “Etapa azul”.

El gobierno que Franco formó con el reparto de las carteras ministeriales en 1939 era de tendencias falangistas, y su hombre más fuerte era Ramón Serrano Súñer, su cuñado.

Por la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) se producirá la depuración de todos los anteriores funcionarios republicanos, y por la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940), que con su Tribunal especial, dará comienzo a la persecución y aniquilación de lo que llamaban la Anti-España.

Del mismo modo, el “estado de guerra” continuará hasta 1948, y el TOP dirigido por militares se mantendrá hasta 1963.

Será la época más álgida de la represión y de los organismos antes mencionados ya que, acabada la guerra, aquellos que no pudieron exiliarse, a Francia o Latinoamérica principalmente, más de 250.000 personas, ingresaron como prisiones en “Checas” (cárceles clandestinas como La Modelo de Madrid o Cuatro Vientos de Barcelona), en campos de concentración como Albatera (Alicante), Ocaña (Toledo) o Miranda de Ebro (Burgos), o sufrieron penas de muerte, la mayoría conmutadas con trabajos forzados (ej. Valle de los Caídos en El Escorial (Madrid), Canales del Guadalquivir, etc).

Siguiendo la Ley del Trabajo (1938), durante la guerra aparecerá la Ley de Unidad Sindical (1940), que establecerá la la asociación obligada de obreros y patronos en la Organización Sindical Española (OSE), en el denominado “Sindicalismo Vertical”.

Como jefe del Movimiento, tras el corto período de Agustín Muñoz Grandes (1939-40) estará José Luis Arrese (1941-45).

Política Exterior

España, siguiendo una línea filofascista, firmó el Tratado de Amistad y Cooperación con Portugal, la Adhesión al pacto Antikomintern en 1939 (junto a Alemania, Italia y Japón) y un Tratado de amistad con Alemania, abandonando la Sociedad de Naciones.

Aunque, al cambiar de neutral a no-beligerante, estuvo tentada de intervenir durante la Segunda Guerra Mundial pero sus condiciones se lo impedían, crisis económica, debilidad militar y sobre todo las discrepancias entre las distintas facciones de derecha. Pese a todo nuestra identificación con el eje fue evidente (Hendaya y Bordighera), como mostraba el envío de la “División Azul” a Leningrado (tras la “Operación Barbarroja”, es decir, el ataque alemán a la URSS) para luchar contra los rusos (1941-43) bajo el mando de un militar falangista, Muñoz Grandes.



2ª. La transición de Jordana (1942-1945)

Las luchas internas por el poder (Carrero Blanco y el General Varela recelan del poder de Suñer) llevaron a Franco a sustituir a Serrano por el general y diplomático Gómez Jordana en 1942, lo que supondría el fin del objetivo falangista de hacer de España un estado fascista.

En este tránsito, la Ley de Cortes Españolas (1942) permitió, además del Consejo de Ministros y la Junta Política, elegida y dirigida por el caudillo, la creación de unas “Cortes Generales del Reino”, órgano meramente consultivo y sin poderes legislativos, cuyos Procuradores (militares, jerarquía eclesiástica, falangistas, rectores de universidad afines, etc) eran elegidos por las denominadas “Corporaciones” (familia-sindicato-municipio), hombres de confianza, de forma restringida y sin importar su cualificación, iniciando así el denominado Sufragio Orgánico.

Sin embargo, sirvió para ir mejorando la imagen del régimen de cara a el exterior (las Cortes Republicanas continuarán en México de 1945-1977) dentro de una “operación de maquillaje”. Como muestra, se suprimiría el saludo fascista y el uso de la camisa azul y la boina roja.

Las Cortes, consideradas como órgano de participación, en realidad fueron una cámara destinada a dar relevancia a las decisiones de Franco, y un foro donde la clase política contrastó sus opiniones, por ejemplo la reforma de la enseñanza se realizó en comisión, no en pleno, y no hubo un verdadero debate en torno a la Ley de Sucesión. Fraga describió el franquismo como un sistema con total predominio del poder ejecutivo, el consejo de ministros se planteaba todas las cuestiones y no las Cortes. Para ser ministro se exigía lealtad, preparación técnica y pertenencia a una de las familias de derechas vencedoras en la guerra. Las Cortes estaban formadas por procuradores, no elegidos democráticamente sino mediante una elección indirecta. Una parte de ellos (los procuradores designados) los elegía directamente Franco, entre personalidades destacadas de la jerarquía eclesiástica, militar o administrativa o por sus servicios relevantes al régimen, hasta un número de veinticinco; otra parte de la cámara (los procuradores natos) conseguía el cargo por pertenecer a otro organismo (los miembros del gobierno, los Consejeros Nacionales del Movimiento, el Presidente del Tribunal Supremo, etc.; también había ciento cincuenta representantes de la Organización Sindical, de carácter vertical; y un representante de cada Diputación Provincial); finalmente, había procuradores electos (un procurador en representación de los municipios de cada provincia, otro de cada uno de los municipios de más de trescientos mil habitantes, etc. )

A nivel interior, desde 1943, las “Comisiones” serán sustituidas por “Jefes Provinciales del Movimiento”, dependiendo de Gobernadores militares y de las Capitanías Generales.

La oposición en el exilio:

Los derrotados en la guerra vivían exiliados en su propia tierra con trabajo limitado y sanciones profesionales, o estaban en el exilio exterior. Hasta saber quién iba a ganar la Segunda Guerra Mundial no hubo movilización para la recuperación del poder en España. En 1945 se produjo el restablecimiento de las instituciones republicanas; Diego Martínez Barrio fue elegido Presidente de la República y Juan Negrín presentó su dimisión. El Gabinete presidido por José Giral, fue sustituido por Rodolfo Llopis, secretario general del PSOE, en 1947. No obstante, al sostener la continuidad del gobierno de la República y dar entrada en él a Santiago Carrillo, Llopis dio la apariencia de ser tanto el abanderado de la legitimidad republicana como un aliado de los comunistas.

Política Exterior

La neutralidad que representaba el anglófilo Jordana, se vio favorecida por la propia evolución de la guerra, y en 1943 nuestra postura cambió de no-beligerante a neutral.

Ante la evidente derrota del Eje, se llevaron a cabo “los Acuerdos de Mayo” de 1944 con EEUU por lo que pavimenta el posterior reconocimiento de la España de Franco, y desde ese momento, se trató de cambiar la imagen del régimen, celebrándose las primeras elecciones a enlaces sindicales.





3ª. La etapa Nacional-Catolicista de la ACNP (1945-1956).

En 1945 se cambió de gobierno, y puesto que en Europa triunfaba la Democracia Cristiana, Franco recurrió a los católicos.

Tras José Félix de Lequerica, que sucedió a Jordana tras su muerte, algo menos de un año en el ministerio, Martín-Artajo pasó de presidente de Acción Católica a ministro de Asuntos Exteriores. Otras leyes apoyaban este cambio cosmético de la dictadura, todas fueron aprobadas en 1945:

  • La Ley de Enseñanza Primaria (de inspiración católica);
  • La Ley Municipal o de Régimen Local (los alcaldes eran elegidos por el gobierno, pero los concejales por un sufragio orgánico);
  • El Fuero de los Españoles (que incluía una larga enumeración de derechos y libertades, aunque controladas);
  • La Ley de Referéndum (que indicaba la voluntad directa de someter al pueblo una gran decisión nacional, en casos excepcionales).

Los años 1946-1948 fueron los peores para el régimen, como consecuencia de la presión de las naciones vencedoras en la guerra, por la débil situación económica y la acción de la guerrilla, llevada a cabo por los “Maquis”, denominación francesa de los guerrilleros antifranquistas, que auspiciados por la CNT, FAI y el PCE lucharán contra el régimen en el ámbito rural, aprovechando las dificultades orográficas.

Tras un intento de más de 30.000 hombres de penetrar por los Pirineos —frustrado por el General Yagüe— la guerrilla de maquis se extendió por Asturias, Galicia, Sierra Morena, Granada, Levante Cantabria (Bedoya) o el Valle de Arán (Lérida) con líderes como Quico Sabaté. y que terminaría completamente en 1952.

Franco, con la ayuda de Luis Carrero Blanco “la eminencia gris del Caudillo”, subsecretario de la Presidencia desde 1940, llevará a cabo una fuerte represalia contra los maquis, creándose la Ley contra el bandidaje y el terrorismo (1947).

La oposición monárquica se inició en el verano de 1943, cuando treinta procuradores de Cortes solicitaron el restablecimiento de la Monarquía. En marzo de 1945, D. Juan, a través del “Manifiesto de Lausanne”, presentó su Monarquía (rey reconciliador, justo y tolerante) como un instrumento de transición a una Constitución, derechos humanos y libertades regionales. D. Juan llegó a Estoril en 1946, donde recibió un escrito conocido como “el saluda” firmado por un conjunto de aristócratas, militares y banqueros. Franco rompió relaciones con D. Juan, que buscaba atraer a varios sectores que apoyaban a Franco (los carlistas) y a la izquierda (republicanos), pero el franquismo se benefició de la reacción de la sociedad ante la condena de las potencias europeas.

La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947) fue aprobada por el pueblo español en medio de un referéndum coaccionado. Según ella España era declarada un Estado católico, social y representativo, constituido en forma de Reino (disponía de un Consejo de Regencia), donde el cargo de Jefe de Estado era vitalicio. Al año siguiente, Franco determina que la sucesión quedaba en sus manos, y que iba a proceder a la “Instauración Borbónica” en la figura del príncipe Don Juan Carlos de Borbón, hijo de Juan, Conde de Barcelona. A finales de 1948 las esperanzas de restauración monárquica desaparecían, y Don Juan Carlos era enviado a España para su educación.

En mayo de 1947, se produciría una Huelga general de más de 30.000 obreros de la industria vizcaína, que se convertiría en el punto de partida del nuevo movimiento obrero español.

El cambio ministerial de 1951 contempló en el interior del país la REFALANGISTIZACIÓN, es decir, la vuelta de Falange Española al poder con Girón, Fernández Cuesta y Muñoz Grandes. Ese mismo año se producirá otra huelga y el boicot de los tranvías en Barcelona, 2º gran conflicto social del régimen.

El católico Ruiz Giménez ocupó la cartera de Educación y sacó adelante la Ley de Enseñanzas Medias (1951-56), buscando el apoyo de falangistas como Entralgo, Tovar y Fernández Miranda, rectores de universidades.

La prensa falangista, animada por Ridruejo, que quería recuperar la tradición intelectual algo más liberal española de Unamuno y Ortega y Gasset, se encontró como adversarios a los clericales, de la herencia de Maeztu y Acción Española identificados con el Opus Dei, teniendo como principal figura a Calvo Serer. Los dos bandos protagonizaron sendos debates culturales en los principales medios de comunicación.

En 1948, Raimundo Fernández Cuesta (1948-1956), será el nuevo jefe del Movimiento, ocupando el puesto vacante desde el fin de la 2ª guerra mundial.

Política exterior.

Etapa de aislamiento internacional (1945-1953).

España, tras la victoria aliada de la 2ª Guerra Mundial no fue invitada a la Conferencia de San Francisco en abril de 1945 donde tuvo lugar la aprobación de la Carta de las Naciones Unidas (ONU) que fue presidida por el estadounidense Alger Hiss, firmada por cincuenta y una naciones, y donde el delegado mexicano propuso que no se admitieran regímenes establecidos con ayudas fascistas, siendo la moción aprobada.

Reafirmada en aquella moción en la nueva Conferencia de Potsdam en julio, España sería expulsada de todos los organismos internacionales y a partir de diciembre de 1946, los embajadores en Madrid fueron llamados a sus respectivos países, abandonando nuestro país. Franco, días más tarde y como contrapartida, realizará una campaña de nacionalismo exacerbado con la “Manifestación de la Plaza de Oriente”.

Posteriormente, Franco consiguió superar el aislamiento debido a dos motivos:

  • por un lado el apoyo de la Portugal de Salazar, en 1946 se firmó un tratado comercial con Argentina y en 1948 se suscribió el protocolo Franco-Perón;
  • la otra causa fue el nuevo temor al comunismo, que después de la Segunda Guerra Mundial era mucho más fuerte que el temor al fascismo.

El fin del aislamiento internacional (1953-1955).

El viraje político y el cambio de postura de los países occidentales con respecto a España cambiaría después con la Doctrina Truman (el Plan Marshall (1947) no llegaría a España por su intolerancia religiosa) y el inicio de la “Guerra Fría” entre la URSS y EEUU.

La creación de la OTAN (1949 – España entrará en 1982-) y su marcado carácter anticomunista, verá a Franco como aliado, al considerarlo “el centinela de occidente” y “el adalid frente al comunismo”.

En 1951, y tras la visita de Sherman, jefe de Gabinete de la Casa Blanca, las Naciones Unidas autorizaron a sus países miembros a reanudar relaciones diplomáticas con España, produciéndose la entrada de nuestro país en los principales organismos dependientes de la ONU, en 1950 ingresamos en la FAO, en 1951 en la OMS, en 1952 en la UNESCO, presentando su candidatura a la ONU.

La firma del Concordato con la Santa Sede de Pio XII en 1953 (consagraba la unidad religiosa, existía dotación económica para la Iglesia y fuero eclesiástico, a cambio el Estado mantenía el nombramiento de los obispos), y el pacto con EEUU en ese mismo año, apoyaron nuestra inclusión. Para estos acuerdos con EEUU, los Pactos de Madrid, hubo que esperar al conflicto coreano y a la sustitución de Truman por Eisenhower (1952-1960), se firmaron tres agreements en el Palacio de Santa Cruz (Ministerio de Asuntos Exteriores) entre el General Kissinger y G.Train, además de J.Dunn, embajador de Madrid con el general Juan Vigón, Martin-Artajo y Manuel Arburúa, ministro de Comercio, relativos a la utilización en régimen conjunto de las bases militares de Rota, Morón, Zaragoza y Torrejón, a cambio de ayuda económica para España aunque muy inferior a la que el Plan Marshall concedía al resto de Europa Occidental, un total de 1013 millones de dólares.

España fue finalmente aceptada para ingresar en la ONU en noviembre de 1955, y en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al año siguiente.



4ª. LA DESFALANGISTIZACION. LOS TECNÓCRATAS DEL OPUS DEI (1956-1965)

El cambio de gobierno de 1956, cese de Raimundo Fernández-Cuesta, fue consecuencia de la protesta estudiantil, de la Agrupación Socialista Universitaria( ASU), de febrero de 1956 con la que Ruiz Jiménez encontró puntos de contacto y a la que Fernández Cuesta aborreció, por la que ambos políticos fueron cesados. Tras unas semanas de manifestaciones y detenciones la protesta estudiantil se desvaneció hasta entrados los años 60.

Jose Luis Arrese, uno de los más destacados políticos falangistas, regresó al gobierno cono jefe del Movimiento en 1956 y presentó un proyecto de institucionalización del Estado que suponía el dominio del mismo por parte de Falange Española, pero las protestas que suscitó el proyecto entre militares, monárquicos y católicos fueron enormes por lo que Franco lo cesó, y aunque le dio el recién creado Ministerio de Vivienda (1957), ya no daría marcha atrás, desplazando definitivamente a los falangistas y poniendo fin al monolitismo político de inspiración fascista.

Procedió a un nuevo cambio de gobierno en 1957 que trasladó la jefatura del Movimiento a José Solis Ruiz (1957-1969).

Carrero Blanco, como subsecretario de la presidencia, puso a su lado a los tecnócratas del Opus Dei como Ullastres, Navaro Rubio o López Rodó.

Los tecnócratas daban una mayor importancia al progreso técnico y económico intentando una mayor liberalización con los Planes de Estabilización (1959) para integrar a España en el mercado capitalista occidental y a la mejora de la administración, por lo que se encargaron de institucionalizar el régimen.

Para ello se aprobaron el siguiente grupo de leyes:

  • La Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado de 1957, meramente burocrática;
  • la Ley de Principios fundamentales del Movimiento Nacional, del mismo año, pero de mayor carácter político y que motivó mayores reticencias entre los falangistas;
  • La Ley de Convenios Colectivos (1958), que fijaba el salario mínimo legal, y la Ley de Procedimientos Sumarísimos en Consejos de Guerra, que ampliaba la Ley contra el bandidaje y el terrorismo de 1947.
  • la Ley de Orden Público (1959);



A finales de los años 50 se acrecentó la oposición al régimen franquista con partidos políticos en la clandestinidad como además de los tradicionales como el PSOE, Indalecio Prieto desde Francia incorporó a sus filas a los colaboradores de Francisco Largo Caballero y Julián Besteiro. A finales de los años 50 el partido pasaba por su peor momento, y su dirigente en el exilio, Rodolfo Llopis, se mostraba indiferente a las realidades de los socialistas del interior, de Tierno Galván. En los años 70 Llopis terminó admitiendo la división de responsabilidades entre el interior y exterior, y la tendencia renovadora triunfó o en 1974 en el Congreso de Suresnes con la dirección de Felipe González —con el pseudónimo de Isidoro—. En 1978, el Partido Socialista Popular (PSI) se integró en el PSOE.

o el PCE en 1942 estaba dirigido por Dolores Ibarruri (Pasionaria), pero se encontraba aislado políticamente. En los años 50 cosechó la derrota de la guerrilla, y a finales del régimen, Santiago Carrillo, su líder, se fue independizando de la Unión Soviética.

Por otra parte, la fuerza política de las organizaciones sindicales que desempeñaron un importante papel en los años de la República había menguado considerablemente, el sindicato socialista UGT y la misma CNT, esta última desgarrada por divisiones internas, habían sido afectados muy duramente por la represión. los nacionalistas ERC, PNV y otros de nueva creación como Unión Española (1959) de monárquicos liberales, el Partido Socialista del Interior, de Tierno Galván, la Izquierda Demócrata Cristiana, junto a la aparición de sindicatos como Comisiones Obreras (CCOO) de Marcelino Camacho o de grupos terroristas como Euskadi Ta Askatasuna (ETA) en 1959.

En diciembre de 1961 Franco sufrió un accidente de caza, no se sabe si accidental o intencionado, y decidió un nuevo cambio de gobierno en 1962 que dio gran importancia a Muñoz Grandes, sin embargo, este político no pudo desempeñar un papel relevante, lo que demostraba que la capacidad de arbitraje de Franco empezaba a flaquear, afectado también por el Parkinson. Franco lo solucionó creando la figura del Vicepresidente del gobierno, en la figura de Carrero Blanco.

La fórmula de oposición nacida en 1961 se denominó Unión de Fuerzas Democráticas —opción europeísta integrada por todas las fuerzas democráticas (no incluía al PCE)—. Celebró una reunión sobre Europa y España en Munich en un momento en el que España había tenido una oleada de huelgas, acudiendo más de un centenar de españoles de todos los grupos de oposición —entre ellos Salvador de Madariaga y José María Gil Robles—.

La respuesta de Franco fue desmesurada: se suspendió el Fuero de los Españoles y la prensa desató una campaña contra los asistentes, que debieron optar por el confinamiento en Canarias o la emigración; todos ellos acabarían formando parte de la Unión de Centro Democrático. En 1962, “el contubernio de Munich”, como así le llamó la prensa, defendía cinco puntos: democracia, partidos políticos, sindicatos, constitución, derechos humanos y libertades regionales.

El 1963 se produciría la ejecución del comunista Joaquín Grau, de gran repercusión internacional, que acabaría “ensuciando” el régimen, al igual que una nueva agitación universitaria en 1965.











5ª. LA DEMOCRACIA ORGÁNICA (1966-69).

La apertura del régimen fue obra del sector tecnócrata en torno a la figura de Carrero Blanco, a quienes sus adversarios identificaron con el Opus Dei (“Obra de Dios”, asociación religiosa craeda por José María Escribá de Balaguer, con su libro-programa “Camino” y que sustiuyendo a los jesuitas, alcanzó un gran prestigio a nivel económico, social y cultural -Universidad de Navarra-) junto a López Rodó.

Este gobierno llevó a cabo la definitiva institucionalización de la dictadura mediante las siguientes leyes:

  • La Ley de Prensa (1966), anunciada por Fraga en 1962 y que suprimía la censura previa;
  • La Ley de Libertad de Cultos (1967); que forma parte del cambio producido en el clero tras el Concilio Vaticano II (1962) que comienza a desligarse del régimen como el Cardenal Enrique Tarancón, que sería perseguido.
  • La Ley Orgánica del Estado (1967), que pretende consolidar la democracia orgánica y que fue concebida para que el régimen siguiese viviendo tras la muerte de Franco. Aún así, abría la puerta a la creación de diferentes asociaciones políticas dentro del Régimen;

En 1968 se producirá una nueva protesta estudiantil, que seguía liderando la oposición al régimen a nivel interior.

Política Exterior.

Fernando María Castiella fue Ministro de Asuntos Exteriores entre 1957-69 y chocaría con Carrero Blanco en temas como la descolonización de las colonias africanas o en la libertad de culto.

En 1961 la carta de Kruschev a Franco sobre los problemas del Mediterráneo suponía una aceptación del régimen franquista.

En 1962, presenta la candidatura española para el ingreso en la Comunidad Económica Europea (CEE), rechazado en primera instancia pero del que se conseguiría un Acuerdo Preferencial en 1970 (posterior ingreso en 1986) que ayudaría a bajar nuestro déficit comercial. Con él entraríamos en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y en el Fondo Monetario Internacional (FMI).

También se vivió mucha tensión por el asunto de Gibraltar, en 1967, cuando se celebró un plebiscito entre los gibraltareños a favor de incorporación a España o de su continuidad en Inglaterra (según los conservadores era el último bastión del Imperio Británico y según los laboristas no se respetaban suficientemente los derechos humanos) que acabó fracasando.

En los años cincuenta España poseía pocas colonias: Ifni, Sáhara Occidental y Guinea Ecuatorial. En 1958 se aprobó el Decreto de Provincialización para asimilar las colonias a la metrópoli, pero se mostró inadecuado.

  • Tras el conflicto con Marruecos de 1957 en Ifni, en 1969 este territorio pasó a formar parte del reino marroquí por el Tratado de Fez.
  • Guinea Ecuatorial estuvo acogida al sistema de provincias hasta 1963, entre 1963-1968 tuvo régimen de autonomía, y en 1968 accedió a la independencia con F. Macías.







6ª. ENTRE LA APERTURA Y LA DIVISIÓN INTERNA DEL RÉGIMEN (1969-1973)



En política interior, existían dos líneas políticas enfrentadas en el Consejo de Ministros:



  • Inmovilistas” o “Duros” con Carrero Blanco y aliados como López-Rodó o Girón de Velasco.
  • Aperturistas” como Castiella, Ruíz-Jiménez, el monárquico José María de Areilza (futuro ministro de Asuntos exteriores con Juan Carlos I, en el gobierno de Arias Navarro), a los que se sumaban “azules” como Solís, jefe del Movimiento y Fraga, ministro de Información y Turismo, por oposición a los opusdeístas, o democristianos como Federico Silva Muñoz, ministro de Obras Públicas de 1965 a 1970.

En 1969 el caso MATESA desató el conflicto entre los dos grupos, la crisis gubernamental hizo caer a los adversarios de Carrero pero también a otros ministros tecnócratas.

En este sentido, se sucedería una “lucha edtorial” entre Fuerza Nueva, de Blas Piñar, con el Club Siglo XXI de José Miguel Ortí Bordás.



Franco daría la jefatura del Movimiento a Torcuato Fernández-Miranda (1969-1974) y en julio de 1969 se designará y aprobará por las Cortes, el nombramiento de Don Juan Carlos como sucesor de Franco en una “Monarquía del Movimiento”.

La Ley General de Educación (1970) del ministro Villar Palasí, que instauró la Educación General Básica (EGB) hasta los 14 años.

El 3 de diciembre de 1970 también se producirá “el proceso de Burgos”, juicio contra 16 miembros de ETA acusados de asesinar a tres personas, y condenados a penas de muerte. Las movilizaciones populares y la presión internacional logró que se cambiarán por penas de reclucsión.

  • La Ley Sindical (1971), que intentaría, sin éxito, la libre creación de sindicatos y el derecho de huelga.

En 1971, por la represión de libertades, fue cerrado el diario Madrid por su orientación pro Don Juan,pero permanecieron otras publicaciones de influencia procomunista como la revista Triunfo o Cuadernos para el Diálogo, en medios estudiantiles.

A partir de 1969 Carrero Blanco había empezado a dominar toda la escena política, convirtiéndose en jefe del gobierno en junio de 1973, tras un empeoramiento de salud de Franco, abandonó por primera vez la jefatura del gobierno, cediéndoselo temporalmente a Carrero.

El atentado terrorista perpetrado por ETA contra él, en la llamada “Operación Ogro”), acabó con su vida el 20 de noviembre de 1973, coincidiendo con el “Proceso 1001” (juicio contra “los 10 de Carabanchel”, cúpula dirigente de CCOO apresada por el TOP y acusada de asociación ilícita con el PCE) y que cambiaría la historia de España.









7ª. EL TARDOFRANQUISMO (1973-1975)

Le sucedería como Presidente del Consejo de Ministros otro “duro”, Arias Navarro (enero de1974-julio de 1976), pero que no tardaría en demostrar sus limitaciones para hacer frente a la oposición política, al mantenimiento del orden público, y a la situación general del país. El Régimen, seguía basado en la represión, en el monolitismo del Movimiento, en la falta de libertades y en un catolicismo excluyente, incapaz de adaptarse al profundo cambio económico, social y cultural producido en España desde los años 60.

Aunque anunció grandes cambios como una nueva ley municipal, el aumento de procuradores en las Cortes, la reforma sindical y una nueva ley sobre Asociaciones Políticas, solo se quedaron en su discurso, denominado “el espíritu del 12 de febrero”, promocionado sin éxito por Pío Cabanillas, ministro de Información y Turismo.

El 24 de Febrero recibirá la oposición de una parte de la iglesia, como Enrique Tarancón, pero más intenso con “el caso Añoveros”, obispo de Bilbao que salió en defensa del autonomismo y del uso del euskera.

El 12 de marzo, se produjo la ejecución de Puig Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL), que provocó una nueva protesta internacional, promovida por los partidos políticos de la oposición en la clandestinidad.

El 25 de abril se producirá “la revolución de los claveles” en Portugal que pondrá fin a la dictadura y “Estado Novo” de Salazar desde 1926 y daría comienzo a un gobierno democrático. Esto incrementaría la tensión entre aperturistas e inmovilistas en España, al ver el ejemplo del país vecino. Prueba de ello será el desplazamiento de una parte del ejército, bastión fundamental del Régimen, con la creación de la Unión Militar Demócrata (UMD), con fines aperturistas.

Por nuevos problemas de salud, Franco cede la jefatura del estado a Don Juan Carlos durante el verano de 1974.

Ante la lentitud de la ley de Asociaciones Políticas, la oposición creará en junio la Plataforma de Convergencia Democrática, liderada por el PSOE (en el Congreso de Suresnes de 1974, Rodolfo Llopis deja la secretaría general a Felipe González) y en julio la Junta Democrática de España con su “Programa de 12 puntos”, dirigida por el PCE de Santiago Carrillo y compartida entre otros por el monárquico Calvo Serer. Ambas se unirán en marzo de 1976 en la Coordinación Democrática o “Platajunta” teniendo como objetivo la amnistía política y la convocatoria de elecciones para cortes constituyentes, sentando las bases de la posterior Ley de Reforma Política (LRP) de 10/9/1976 con Adolfo Suárez.

En agosto crecerá la conflictividad laboral liderada por CCOO en la calle, ya que el gobierno era totalmente incoherente. En agosto, agravaría la situación al promulgar una ley antiterrorista que aceptaría la pena de muerte ante delitos de terrorismo.

Arias Navarro seguía sometido tanto a presiones aperturistas, como la de Pío Cabanillas, como a sectores involucionistas que querían “un franquismo sin Franco”, el llamado Búnker fortalecido con la revista Alcázar, la Hermandad Sacerdotal Española, la FE con José Luis Arrese o Raimundo Fernández Cuesta o grupos de ultraderecha como Fuerza Nueva, que formaría como partido político con Blas Piñar de 1976 a 1982-, “Guerrilleros de Cristo Rey”, de Saénz de Ynestrillas o la “Confederación Nacional de Excombatientes” de Girón de Velasco. Esta “Vieja Guardia” franquista, sufriría un nuevo atentado terrorista de ETA el 13 de septiembre de 1974 en la madrileña Calle del Correo (Cafetería Rolando), por lo que Pío Cabanillas presentará su dimisión, al ver el inmovilismo político y la tensión social.

Arias Navarro el 27 de septiembre de 1975, completamente desorientado, aplicó un castigo ejemplar a cinco terroristas (dos de ETA y tres del FRAP – Frente Revolucionario Antifranquista y Patriótico-), que fueron ejecutados, lo que produjo una enorme protesta en Europa contra el régimen español. El 1 de octure, un nuevo grupo terrorista, el GRAPO (Grupo de Resistencia Antifranquista Primero de Octubre) daba muerte a cuatro policias en un nuevo atentado en Madrid, agravando aún más la situación.



Política Exterior

En 1969, Gregorio López-Bravo sustituirá a Castiella como ministro de Asuntos Exteriores, ocupándose del problema del Sáhara Occidental, (el 16 de octubre de 1975, el Tribunal Internacional de la Haya falla a favor su independencia del gobierno español), que tras Laureano López Rodó (1973) se solucionaría con Pedro Cortina (1974-75) en el cargo, tras la ”Marcha Verde” de Hassan II, con ayuda estadounidense, el 6 de noviembre de 1975.

Con Franco al borde de la muerte el régimen no podía acumular un problema más y a través de los Acuerdos de Madrid del 14 de noviembre de 1975 entre España, Marruecos y Mauritania, la administración del territorio pasó a estos dos últimos países. En 1976 el Frente Polisario, armado en Argelia, proclamó la República Árabe Saharaui Democrática, que continúa intentando independizarse hasta hoy.



8ª. LA MUERTE DE FRANCO (1975)

Enfermo de tromboflebitis, en el último año de su vida, Franco era cada vez menos extremista y dictatorial, con jefes del Movimiento como José Utrera Molina (1974-75) y Fernando Herrero Tejedor (1975).

En esta fase, gracias a la mayor tolerancia en la prensa (desde 1966), la democracia se fue introduciendo en una sociedad que en otro tiempo pudo ser más autoritaria que el propio régimen.

La muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, supuso el fin del franquismo pues nadie creía en un franquismo sin Franco, la sociedad estaba ya preparada para la democracia y simplemente se estaba esperando a su muerte (tragedia para algunos y alivio para otros) para iniciar la transición.































EVOLUCIÓN SOCIAL DEL FRANQUISMO

1ª. Del “orden social” a la “burguesía del 600”.

La política social del régimen se apoyaba en el nacional-sindicalismo, teoría falangista que pretendía evitar los “inconvenientes” y el “contagio” del socialismo y el capitalismo, y que esataba basada en el sindicalismo vertical, la fijación de los salarios por parte del estado o la consideración ilegal de la huelga. Ésta, será apoyada por la oligarquía agraria y la burguesía industrial, comercial y financiera.

En líneas generales, se puede decir que el franquismo contaba con el apoyo de esa minoría, pero también con la aquiescencia de la mayoría, una clase popular profundamente religiosa, conservadora y tradicional. Como oposición quedaba otra minoría, acallada por la represión llevada a cabo por la Guardia Civil, el Somatén Armado y el TOP, manteniendo los Tribunales de guerra hasta 1948, con la Ley de Responsabilidades Políticas.



En esta primera etapa, el control social se llevó a cabo mediante organizaciones como el Frente de Juventudes (FJ), formados en escuelas falangistas, y su delegación, la Organización Juvenil Española (OJE) a partir de 1960. Otras de menor relevancia serán “Educación y Descanso” o “Auxilio Social”. En el ámbito académico surgirá el Sindicato Español Universitario (SEU) frente a la anterior Federación Universitaria de Estudiantes (FUE) prorrepublicana. Para las mujeres aparecerá la Sección Femenina (SF) creada por Pilar Primo de Ribera (hija de Miguel y hermana de José Antonio).

También se llevó a cabo el control de los medios de comunicación en periódicos como “Arriba” o “El Alcázar” o en revistas como “El Mundo”, “Vértice”, ”Flecha” o “Viva España”.

En 1942 se crea el Noticiario Documental (NODO), donde se transmitían valores del Régimen y se exaltaba la figura del “Caudillo”, y más tarde, en 1952 aparecerá Radio y Televisión Española (RTVE) también mediatizada por el poder central.

Tras la fuerte depuración de los republicanos, todo lo que sonara a vanguardia artística o cultural, era censurada y prohibida.



La política social del régimen era protagonizada por A. Girón de Velasco como ministro de Trabajo (1941-1957) (el Ministerio de Trabajo siempre estuvo en manos falangistas), creando la Seguridad Social, que cubría el accidente laboral, el seguro por enfermedad, el seguro por vejez o el subsidio familiar. Posteriormente, se consolidaría con la Ley de Bases de la Seguridad Social en 1963.



En este sentido, se fortaleció el Instituto Nacional de Vivienda, funcionando desde 1939, y se creó el Ministerio de Vivienda en 1957, dirigido por José Luis Arrese.



No se prestó atención al tema educativo público y a combatir el analfabetismo (las instituciones religiosas copaban el ámbito privado, sobre todo el Opus Dei) hasta la llegada del director del Instituto de Cultura Hispánica, Joaquín Ruíz-Giménez al Ministerio de Educación de 1951-1956, pero que debido a su carácter aperturista, con revistas como “Cuadernos para el Diálogo”, “Cambio 16” o “Triunfo”, sería cesado por el jefe del Movimiento Arrese.





2ª. La transformación social de “los años 60”.

El equipo docente de la UNED del Departamento de Historia Contemporánea dirigido por el historiador y catedrático Juan Avilés Ferré en el manual Historia Contemporánea de España: desde 1923 (2011), considera que a partir de la reunión de Munich empezó una etapa de oposición al franquismo que tuvo como protagonista una protesta social más que política. Empezó por ser una oposición del catolicismo (permitido por el régimen, como su bastión socio-cultural) para luego provocar la rebelión de los estudiantes y de ella concentrarse en la protesta obrera.



Los católicos, tras el Concilio Vaticano II 1962, pasaron a defender la democracia y la libertad de cultos, la Jerarquía Eclesiástica es sustituida por otra nueva, queriéndose desvincular del régimen. Carrero intimidó a Tarancón prometiéndole todo lo que quisiera a cambio de que siguiera siendo el principal apoyo del régimen (la cárcel de Zamora fue habilitada especialmente para sacerdotes disidentes).



En cuanto al rechazo de aquella política educativa iniciada por Ruíz-Giménez, se creará el Frente de Liberación Popular (FLP), conocido clandestinamente como “el Felipe”, y nace la protesta estudiantil que se hizo intensa en el curso 1964-1965 apareciendo la Agrupación Socialista Universitaria( ASU), contra la SEU.

A finales de los años 60 los estudiantes inconformistas eran mayoría, influenciados por “el Mayo francés”.



El movimiento universitario acabó arrastrando a un todavía débil movimiento obrero que solo había actuado con firmeza en mayo de 1947 (Huelga general de más de 30.000 obreros de la industria vizcaína). La clase obrera protestaría entre 1957-1958 y sobre todo en las huelgas asturianas de 1962, de las que se deriva el sindicalismo actual, fue un conflicto concreto sobre la demanda de libertad de huelga y la creación de sindicatos donde aparecieron los grupos de obreros de procedencia católica como la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), la Juventud Obrera Cristiana (JOC) y Comisiones Obreras (CCOO). Estos últimos inauguraron una estrategia de lucha en la que se combinaban formas de movilización “ilegales” con el aprovechamiento de recursos legales e institucionales, que más tarde serían integradas por comunistas. Como consecuencia las huelgas fueron en aumento, a lo que el gobierno respondió con la represión y la violencia en las manifestaciones. .



La imposición del idioma castellano y la presión centralista ejercida por Madrid (abolición de los Estatutos de Autonomía en nombre de la unidad nacional) se vivían por vascos y catalanes como una cancelación de su identidad y de su patrimonio cultural.

Mientras en Cataluña provocó un factor de cohesión y generó momentos de unidad política entre organizaciones de izquierdas, grupos católicos e intelectuales, en Euskadi se radicalizó mediante una vía armada y nació ETA en julio de 1959 —las siglas significan "Euskadi y libertad"— optando en 1967 por el terrorismo con el objetivo de alcanzar la independencia del País Vasco. Aunque este objetivo estaba muy lejos de alcanzarse, ETA fue una de los protagonistas del final del franquismo, sirva de ejemplo el juicio de Burgos de 1970.

En cuanto al Carlismo, pasó de la marginación a la colaboración con Don Juan y posteriormente a mantener una postura socialista y autogestionada sin ningún respeto al pasado.



Con este nuevo empuje social de los años 60 se produjo la modernización de la sociedad española, como mostraba la disminución de la natalidad, la incorporación de la mujer al mercado laboral y la voluntad de progreso y de mejora personal que llevaría a un cierto desarrollo de la sociedad de consumo, con la compra de coches como el Seat 600, lavadoras, frigoríficos, pero sobre todo televisiones, apareciendo la denominada cultura de la evasión”, que provocaría un cierto abandono de la concepción cristiana y tradicional, sustituida por otra más materialista, basada en el placer y en el bienestar.

Podemos decir que se dio el paso de una sociedad rural y atrasada a otra urbana (65% en 1970), moderna y más culta. La población se desplazó del interior a la periferia buscando empleo en la industria o en la hostelería y el turismo. El desarrollo de las infraestructuras facilitó no sólo los intercambios comerciales, sino también personales, que sumado a la llegada de turistas extranjeros hicieron a la sociedad más abierta, flexible y tolerante.



En cuanto a la distribución de los españoles en clases sociales, podemos decir que surgió una clase media urbana (oficinistas, vendedores, técnicos, abogados, médicos, etc), que fue la protagonista esencial del desarrollo. Aún así, la brecha de la desigualdad todavía era grande, con familias pobres y sin formación, que vivían en chabolas suburbiales.



Otro de los aspectos esenciales será la Ley de Prensa (1966) de Manuel Fraga e Iribarne como ministro de Información y Turismo, que favorecería el desarrollo cultural (prensa, radio, libros de bolsillo, revistas (incluso de humor como “La Codorniz”), etc), pero que tras las sucesivas críticas de Carrero como excesivamente liberal, se sucederían las sanciones, las multas, cierres como el diario Madrid e incluso encarcelamientos de algunos periodistas.



Recuperando la necesidad de una amplia reforma educativa, iniciada por Ruíz-Giménez, llegará la Ley General de Educación en 1970, con el ministro Villar Palasí, apoyándose en hombres como Eugenio D´Ors, Tovar, Torrente Ballester o Maravall. Su principal objetivo sería una progresiva laicización cultural y la extensión de la cultura a la mayor parte de la sociedad española.



Por tanto, todos estos avances sociales propiciarán, la búsqueda de la democracia por parte de la burguesía urbana, la libertad sindical y el derecho de huelga por el nuevo obrerismo, y la libertad de pensamiento por parte de intelectuales y universitarios, que hará que toda la sociedad española ansíe una participación política que llegará durante la época de la transición (1975-1982), donde se podrán hacer efectivos todos sus anhelos.











EVOLUCIÓN ECONÓMICA DEL FRANQUISMO

Se pueden distinguir cuatro etapas:

1ª. LA AUTARQUÍA (1939-1952)

La posguerra provocó un enorme deterioro material con el deterioro de la red de transportes (carreteras, puertos y red ferroviaria) además de la destrucción de fábricas y centrales eléctricas, que el régimen exageró para justificar su lentitud. Los actividades agrícolas y ganaderas fueron las más afectadas. A su vez, propició un importante descenso de la población activa, no solo por los muertos en el campo de batalla (400.000 aprox) sino también por los exiliados (unos 5.000) y represaliados (unos 35-50.000).

Del mismo modo, generó la ruina de la Hacienda Pública, por un lado con la desaparición de las reservas de oro del Banco de España, “el Oro de Moscú” por parte de los republicanos, y por otro con la devolución de los empréstitos alemanes (devueltos con Wolframio) e italianos (unos 900 millones de dólares) en compensación a su ayuda durante la guerra civil.

La depuración de los funcionarios republicanos trajo consigo un período de incertidumbre y de adaptación de trabajadores con una escasa cualificación. La gigantesca burocratización adepta al régimen, entorpecería la gestión de los escasos recursos existentes,

El período de 1939 a 1941 fueron llamados “los años del hambre”, generalizándose enfermedades como el tifus o la tuberculosis. Ante la carencia alarmante de productos básicos, aparecerán las “Cartillas de Racionamiento”, pero su mala gestión provocará la venta en el mercado negro o estraperlo, con una “red comercial paralela”. Para favorecer el comercio interior se desarrollaron importantes obras públicas (red ferroviaria, eléctrica, de pantanos, telefónica, etc).

Ante este paisaje desolador y de estancamiento, la opinión sobre economía de Franco y de la clase política del momento, seguidora de posturas fascistas, era que España debía seguir una política autárquica, es decir, aislarse del exterior y bastarse a sí misma, donde los precios de los productos y de los factores productivos (el trabajo, las materias primas y el capital) debían fijarse mediante “cupos” por el estado, al margen del mercado, al igual que los salarios.

    Agricultura. El control estatal sobre la producción agrícola (la compraba mediante “Tasa fijas” que impedían la competitividad) se realizó a través instituciones como el Servicio Nacional de Trigo, se devolvieron las tierras expropiadas por la República, y se puso en marcha el programa de colonización (Instituto Nacional de Colonización) y de repoblación forestal.

    Industria. Con la industrialización se intentaba conseguir la "grandeza de España". El INI (Instituto Nacional de Industria) se creó en 1941 imitando al IRI italiano, a su frente estaba Suances, que se centró en industrias de “interés” (astilleros (Bazán), siderurgia, hidroeléctrica y petrolíferas) y de “defensa nacional”, dio a luz a grandes empresas como IBERIA, ENDESA, TELEFÓNICA, RENFE, SEAT y ENHER, estableciendo monopolios como CAMPSA o Tabacalera.
    Comercio exterior. Se manifiestan niveles bajos de exportaciones e importaciones, además de un importante déficit en la balanza de pagos. El intervencionismo del Estado se expresó a través del proteccionismo, bilateralismo, la concesión de licencias para suspender aranceles y del Instituto Nacional de Moneda Extranjera.
    Banca. La Ley de Ordenación Bancaria de 1946 favorecería el negocio bancario.

APERTURA ECONOMICA HACIA LA LIBERALIZACIÓN (1953-1959)



El racionamiento finalizó en 1953, ya que los préstamos de EEUU (1013 millones de dólares) alivió la situación económica de posguerra.



Con el fin del aislamiento internacional, con la aceptación de España para ingresar en la ONU en noviembre de 1955, y en la Organización Internacional del Trabajo (OIT), al año siguiente, tuvo lugar un importante crecimiento económico.



La política económica del Gobierno fue cada vez más favorable al capitalismo o economía de mercado, y el INI se lanzó a tres proyectos:

  • Refinería de Petróleos y Escombreras SA (REPESA),
  • Empresa Nacional de Siderurgia de España SA (ENSIDESA) y
  • la Sociedad Española de Automóviles de Turismo (SEAT).



Aún así, la Hacienda siguió recurriendo a la deuda y obligando a los bancos a absorberla, teniendo como resultado la inflación, no respondida con alzas salariales. Ello provocaría en 1956 una crisis social, con huelgas laborales y estudiantiles que fueron fuertemente reprimidas.



En 1957 el país estaba al borde de la bancarrota, ya que la autarquía y el sindicalismo vertical eran como “una camisa de fuerza”, de la que irremediablemente se tenía que liberar. Aún así, se crea el Ministerio de Vivienda (“viviendas protegidas”) para paliar en cierta medida la proliferación de suburbios.



En 1958 España se vinculaba a la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE), al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo.



Durante este período preparatorio 1957-1959, se mantuvo un crecimiento lento de la economía debido a:

  • la reforma fiscal y políticas austeras, de recortes, para la reducción del déficit público,
  • la devaluación de la peseta (60/1 dólar),
  • la liberalización del comercio, levantando los aranceles,
  • el facilitar la de entrada de capital extranjero y
  • la congelación de los salarios.



Todos estos cambios coyunturales provocaran el descenso de la renta real y el paro, por lo que un gran número de personas tuvieron que emigrar a los países de la CEE, del centro de Europa (Alemania, Francia o Suiza) en plena reconstrucción con la ayuda estadounidense del Plan Marshall.

El perfil del emigrante era el de varón adulto (25-45 años) soltero y sin cualificar, procedente de provincias con mayor excedente de población rural y menor desarrollo económico como Andalucía, Galicia y la región central.

EL DESARROLLISMO (1959-1972)

Como el déficit y la inflación en 1959 seguían siendo enormes, se inició una nueva política económica, de inspiración francesa, ideada por el economista Manuel Torres, siguiendo los postulados keynesianos e introducida por tecnócratas como López-Rodó, en la secretaria técnica, Ullastres en Comercio y Navarro Rubio en Hacienda, quien redactaría un memorando dirigido al FMI y a la OECE donde indicaba un giro en la política económica de España, que suponía más libertad y menos intervencionismo, teniendo como objetivos:

  • el crecimiento del “producto nacional”,
  • la incorporación de la tecnología en la estructura productiva y la mejora de las infraestructuras,
  • el pleno empleo,
  • el mejor reparto de la riqueza para incentivar el consumo (“motor del desarrollo”),
  • favorecer la iniciativa privada, y
  • la progresiva integración de la economía española en el circuito internacional.

A esto, le siguió un Decreto-Ley que crearía el Plan de Estabilización de 1959.

En 1962 se creó la Comisaría del Plan de Desarrollo que formuló los Planes de Desarrollo, hubo tres planes, todos muy semejantes.

1º Plan de Desarrollo (1964-1967)

Fue un plan de choque basado en la agricultura (en los años 50 los programas de colonización (Planes Badajoz) se llevaron a cabo con lentitud. A finales del franquismo, aunque la producción agrícola estaba por debajo de los países europeos había conseguido mejorar su rendimiento), los transportes , la construcción y el turismo. El aluvión turístico, equilibraba la balanza comercial deficitaria, y lograría la terciarización económica y la transformación de las formas de vida españolas por el contacto con los extranjeros.

2º Plan de Desarrollo (1968-1971)

Se conseguirá disminuir la inflación y equilibrar la balanza de pagos. El crecimiento de de la economía española, denominado “el milagro español”, será el mayor subida del PIB de la OECE solo superado por Japón, debido no tanto a la planificación sino al auge de la CEE, que nos proporciona turistas (de 500.000 en 1950 a 13 millones en 1960) y la entrada de divisas de los emigrantes.

3º Plan de Desarrollo (1972-1975)

Se consolidaron los “Polos de crecimiento”, se trataba de industrializar regiones deprimidas gracias a ventajas fiscales y crediticias. Se llevó a siete ciudades españolas (A Coruña, Vigo, Valladolid, Burgos, Zaragoza, Sevilla y Huelva – Polo Químico desde 1964-) para acabar con el desequlibrio industrial, localizado principalmente en el País Vasco y Cataluña.

El crecimiento económico de los años 60 y 70 se asentó sobre 3 motores:

    Las inversiones de capital exterior, que aumentaron considerablemente debido a la cierta liberalización económica y flexibilidad política del régimen debido a su “operación de maquillaje” con la democracia orgánica.

    Industria. El crecimiento del producto industrial fue enorme, superando el 160%. Las industrias en auge fueron la química, la mecánica y el automóvil, gracias a un mercado interior de amplia demanda.
    Comercio. Las exportaciones entre 1960-1975 se multiplicaron por 10, España pidió su adhesión al Tratado de Roma en 1962, rechazada por la CEE debido al régimen franquista, pero en 1970 se firmó un Acuerdo Preferencial muy beneficioso.

EL BIENIO CRÍTICO (1973-1975)



El 3º Plan de Desarrollo (1972-1975) fracasará por la crisis del petróleo de 1973, llamada del “Young Kippur”, que nos afectará terriblemente debido a nuestra dependencia energética y tecnológica del exterior.

A ello debemos de añadir otros problemas como:

  • el enorme aumento del paro, que se había mantenido relativamente bajo debido a la emigración, producto de la progresiva mecanización de la industria y la agricultura,
  • la subida del IPC hasta un 17%,
  • la rigidez en la oferta de los servicios,
  • la escasa liberalización del sistema bancario y financiero, y
  • la reducción del turismo debido a la inestabilidad social a causa del terrorismo de ETA y de la inceridumbre política tras la muerte del dictador.



Todos estos aspectos harían de 1975, el peor año desde 1959.




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